Uno de los recuerdos más lindos que tengo del carnaval puneño es
del verano pasado que lo pasé en El Cóndor, un paraje alejado en la puna
jujeña, en el límite con Salta, camino a Nazareno (ver mapa).
Señalada de llamas en El Cóndor, puna jujeña
Estábamos desayunando (api con pastel!) en el Mercado de La Quiaca
y vemos pasar a Rosa y Rubén, con quienes habíamos estado en el Chaku de vicuñas unos meses atrás. Muy afectuoso
el reencuentro, son una gente maravillosa, y nos cuentan que estaban buscando
lo necesario para el domingo de Carnaval que iba a ser la Señalada de llamas en
su casa. Y ¡nos invitaron!
Re lindo porque en la puna “sacan el Carnaval” (lo que en la
Quebrada sería el desentierro) el domingo, así que en el camino, por la zona de
Casti y, antes de llegar, en Chalguamayoc, íbamos viendo a lugareños bailando de la mano o a lo lejos, en mojones
en los cerros, cantando, copleando y bailando… ¡Hermosísimo!
"sacando el carnaval" en Casti
"sacando el carnaval" en Chalguamayoc
"sacando el carnaval" en lo alto de un cerro en Chalguamayoc
camino a El Cóndor
Nunca me voy a olvidar de la vista al llegar: ¡muchísima gente
copleando en el corral de la familia y la bandera blanca ondeando! Todo en medio de cerros y las clásicas -y
esperadas- nubes del verano puneño, una postal…
Señalada de llamas en El Cóndor
Saludamos, brindamos con rica chicha que había hecho Gladys, una
de las hijas, y ¡al corral! La Señalada ya estaba bastante avanzada, las llamas
estaban casi todas “enfloradas”, a unas pocas les faltaba nomás. Yo estaba chocha de andar entre las llamas y
de poder compartir ese momento con ellos.
Y lo más lindo, ¡varias rondas de coplas celebrando! Eran amigos y parientes llegados para la
ocasión, y en el corral mismo ¡dele coplear! Yo soy fana de los copleros así
que estaba fascinada. Y la más alegre
era Rosa, la dueña de casa, con la bandera blanca haciendo bailar a todos en el
corral al son del erkencho.
Señalada de llamas en El Cóndor
Señalando las llamas
chocha entre las llamas
copleando en el corral, en medio de la señalada en El Cóndor
copleando en el corral, en medio de la señalada en El Cóndor
copleando en el corral, en medio de la señalada en El Cóndor
Señalada de llamas en El Cóndor
Rosa, la dueña de casa, baila con la bandera blanca
bailando en la señalada de llamas
Cuando estuvieron todas señaladas se sacó las llamas del corral a pastear.
Y lo primero que se hizo fue como una bendición simbólica donde pasamos
varios, primero los dueños de casa, a tirarles un cuenco con chicha, como
chayándolas.
Rosa y Rubén, los dueños de casa, observan a su hija chayar a las llamas
contentísima de haber ido a chayar a las llamas
Ya se venía la noche, y el fresquete puneño, ahí se está a 4000
msnm, así que fuimos todos a un galpón en lo de Rosa y empezó lo lindo: una
gran ronda de coplas con caja, y algunos erkenchos… ¡Qué hermoso recuerdo! Yo no podía creer la
cantidad de copleros, y lo que me más me impactó eran varios jóvenes
copleando. Había dos muchachos que
copleaban y copleaban sin cansarse, yo estaba admirada! Yo no tengo oído musical pero me resultó bien notoria la tonada típica de esa zona al cantar, o sea, la estructura de cuatro versos es la misma pero ahí la cantan como más alargadita, muy loco eso, y se da en todos lados, cada lugar tiene su modito de cantar.
ronda de coplas luego de la señalada
Rosa copleando
Por suerte Rosa y Rubén tienen habitaciones para visitas así que
nos quedamos. Y lo loco fue que desde la habitación, por la mañana, ¡escuchaba coplear! Era
Brian, uno de los muchachos que había estado la noche anterior y estaba dele
coplear, un genio el flaco! Creo que es
de un paraje vecino y ahora vive en Santa Fe, una de tantas historias de
desarraigo… Recuerdo a David también, un
adolescente que se vanagloriaba de lo rápido que es en su trabajo en el tabaco
en Perico.
Brian, joven coplero
Como suele ser en el verano, caía una persistente llovizna –que los
lugareños agradecen para sus cultivos y pasturas para los animales- pero eso no
cambiaba ni los planes ni el humor. De a
poco empezó a llegar la gente que había estado el día anterior, familiares y
vecinos, y obviamente ¡se armó la copleada!
Mientras, la familia Tolaba estaba haciendo una llama en el horno
de barro y en el galpón se hizo un gran almuerzo, luego del cual ¡siguió la
copleada! Yo pensaba que en algún
momento iban a poner música bailable pero no, fue ¡pura copla! Excelente… Y lo que me encantó fue que los que empezaron la copleada fueron los jóvenes!
comienza la ronda de coplas
ronda de coplas en El Cóndor
ronda de coplas en El Cóndor
ronda de coplas en El Cóndor
ronda de coplas en El Cóndor
ronda de coplas en El Cóndor
Este fue mi primer Carnaval en la puna -varias veces estuve en los de la Quebrada- y terminé como “llenísima”
de coplas, tanto que siempre en los festivales de la Quebrada trato de
meterme con los copleros, pero esto me pareció increíble: un Domingo de
Carnaval que fue puro canto de coplas con caja, erkencho y anata, algo que en
la Quebrada la gente menciona como algo de tiempos idos, de sus padres (ahora
hay comparsas con redoblantes, instrumentos de metal y hasta otros ritmos
incluso). Otra novedad fue la bandera blanca que por lo
general llevan las mujeres al bailar al son del erkencho.
Rosa con la bandera blanca en la ronda de coplas
Rosa con la bandera blanca en la ronda de coplas
quenas y cajas en la ronda de coplas
Y me encantó porque es la puesta en acto de la Fiesta de la
Cosecha, aquello por lo que el Carnaval, de tradición europea, caló tan hondo
en América. O sea, un Carnaval que es
pura Señalada de Llamas, con todo lo que significa de agradecimiento por lo que
se tiene y pedido de “multiplico” de la hacienda, bebiendo chicha y licores
hechos con plantas de la zona, compartiendo una comida con la comunidad, chayando,
cantando con instrumentos ancestrales, y todo eso en el verano que es la época
de las cosechas, en que la Pachamama da sus frutos y el lugareño celebra y
agradece, solo tiene de Carnaval al modo europeo su fecha.
dejando El Cóndor
Nos fuimos para evitar quedarnos en el camino por las lluvias y
allá la fiesta siguió, no solo en lo de Rosa sino que a la tarde había una
marcada de vacas de otro pariente (obvio que me quedé con las ganas y tendré
que volver!).
Hace unos 15 años que descubrí la Quebrada y Puna. Fue un flash... tremendos paisajes con cerrazos coloridos, cóndores, llamas, vicuñas, cardones, que desde hace miles de años moldean un hábitat sencillo y estremecedor... pero lo que más me impactó es la cultura viva que aun se mantiene y conmueve... la Pachamama siempre presente, las chayadas, las apachetas, las ofrendas, las rondas de coplas... Así que ahí ando, cada vez que puedo me hago escapaditas revitalizantes.
Hola, este paraje es por el que se pasa yendo a Nazareno?. Saludos.
ResponderBorrarExactamente! De hecho conocía el lugar de pasadita nomás de las veces que fui a Nazareno y parajes cercanos. Saludos,
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