Paso Socompa y vistas del Llullaillaco


La idea original era empezar el recorrido por la Laguna Santa María, al norte de Tolar Grande, pero luego de varias averiguaciones desistimos ya que todos nos dijeron que no fuéramos, que había llovido mucho la última semana y que el camino estaba muy feo y corríamos el riesgo de quedarnos.  Así que, bueno, quedará para otra vez y pasamos a lo que iba a ser el día siguiente, ida al Paso Socompa y vistas del Llullaillaco.
increíble Llullaillaco

Si bien ya los conocía, me habían impactado tanto que quería ir a ver los famosos "ojos de mar", unas pequeñas lagunas circulares que suelen tener distintos colores, tanto por las bacterias en su interior como por la luz solar, y en medio de un paisaje tan desértico producen un efecto hipnótico diría (muy bien explicados en esta nota que supongo que debe ser de Ricardo Alonso).  Pero como había estado lloviendo varios días la semana anterior estaban inundados, esforzando la vista apenas se los podía distinguir bajo la capa de agua de lluvia que había.  Lo que sí, vi que ahora pusieron carteles explicativos sobre el tema de los estromatolitos que se descubrieron en los Ojos de Mar, algo así como unos microorganismos que fueron los primeros en fabricar oxígeno por fotosínteis hace millones de años, prácticamente el origen de la vida en la Tierra, y pasarelas para restringir el acceso vehicular, e incluso a pie ya que recomendaban no acercarse para evitar pisarlos.  Muy bien por el trabajo de preservación de la Comunidad luego del hallazgo de la investigadora María Eugenia Farías.
Ojos de Mar en Tolar Grande
Ojos de Mar inundados en Tolar Grande
Y ahora sí, dejamos Tolar para tomar el camino al Paso Socompa. Increíble la capa salina, como azúcar impalpable, en los cerros rojizos de Tolar, la verdad que sólo andar por ahí vale la pena ese viaje.
Tolar Grande
Tolar Grande
Tolar Grande
colorado Tolar Grande
Fuimos por la ruta 27 al oeste, en medio del Salar de Arizaro.  Por suerte ya el cielo se estaba abriendo y se veían ahicito algunos nevados.
de Tolar Grande a Caipe, cruzando el Salar de Arizaro
de Tolar Grande a Caipe
piedra libre al guanaco
de Tolar Grande a Caipe
de Tolar Grande a Caipe, cruzando el Salar de Arizaro
En poco más de una hora ya se veía en medio de unos cerros adelante nuestro, la estación Caipe.  De hecho en todo este recorrido hasta el Paso Socompa fue una constante la "presencia" del tren.
se divisa la estación Caipe entre los cerros
Ya llegando a Caipe se empalma con un asfalto (¡!).  Es que en tiempos en que estaba activa la Mina Julia (cerrada definitivamente en 1979), se había asfaltado para camiones el camino que va desde el Campamento La Casualidad, que recibía el azufre de la mina por un sistema de cable carril, hasta Caipe donde se distribuía en tren a Córdoba y Rosario, creo.
asfalto llegando a Caipe
llegando a Caipe
Entramos y recorrimos la estación, ¡qué tristeza ver todo abandonado!  Con lo increíble de tener conexión por tren en ese lugar y que ahora esté todo así, incluso planillas y registros de uso de hace décadas está todo tirado por ahí.
estación Caipe
estación Caipe
estación Caipe
estación Caipe
estación Caipe
estación Caipe
saliendo de Caipe
Luego comenzamos a subir tomando la ruta que va hacia el Paso Socompa. Re lindo ver desde arriba el salar, realmente un paisaje abrumador...
de Caipe a Socompa
vista del Salar de Arizaro en el camino de Caipe a Socompa
Y muuuy, pero muuuy loco cuando andando tan alto, entre vicuñas y yaretas, ya casi en la Cordillera, pasábamos por cruces de vías de tren y carteles de "pare/mire/escuche".
de Caipe a Socompa
Y al rato, ¡qué lindooo! Empieza a aparecer el Llullaillaco y el Carpa, otro que nos acompañó siempre, muy curioso con sus protuberancias pero opacado por el famoso Llulla.
de Caipe a Socompa, aparecen el Carpa y el Llullaillaco
Pablo me explicó que ese nombre que tiene significa, en quechua, algo así como "agua que engaña".  Llulla sería lo engañoso y llaco, agua (así como la gente que hace Turismo Rural en la Quebrada del Toro se autodenominan TuruYaco, algo así como agua barrosa, y hasta el vino Yacochuya seria algo así como agua chirle). Parece que el nombre es porque el Cerro no ofrece sus aguas en forma de laguna o cursos de agua sino que como la filtra para adentro pareciera que la esconde.
aparece el Llullaillaco
Pasamos pero no entramos por la estación Chuculaqui.  Seguimos y todo el tiempo nos acompañaban al Llulla y el Carpa.  Yo iba chocha, como los perritos que asoman la cabeza, así iba yo, con la ventanilla baja, la cabeza afuera, el viento en la cara y una sonrisa que no se me borraba, como estar viendo durante horas una película que me encantaba...
el Carpa detrás de la estación Chuculaqui
piedra libre a la vicuñita
camino a Socompa
Re loco cuando de golpe vemos una manguerita en el camino.  Resulta que viene de una vertiente y es agua que usa una de las tantas mineras de por ahí.   Efectivamente, un poco más adelante pasamos a un camión cisterna de la minera que está en la Salina del Llullaillaco.
agüita fresca
En medio de tan impactante paisaje, cielo azul, cerros nevados y el refulgente amarillo de la paja brava, se destaca, ahí nomás de la ruta, una tumba.  Es la del "alemán muerto", con una historia bastante particular.  Parece que a principios del S. XX un barco llegó a Buenos Aires y un marinero no alcanzó a subir cuando el barco salió rumbo a Chile.  Entonces no se lo ocurrió mejor idea que alcanzarlo en Chile cruzando nuestro país por tierra, así que se fue a Salta y tomó el tren que en esa época llegaba hasta Olacapato.  Y desde ahí pretendía llegar caminando (¡!) a Chile.  Obviamente que no llegó a contar el cuento y entre la altura y el friazononón que hace ahí a la noche, cayó muerto en plena puna.  Increíble...   Bajamos a estirar las patas y a ver la tumba y ¡qué increíbles vistas había ahí!  El Carpa más adelante y el Llulla asomando, ¡impresionantes!
camino a Socompa, increíble el tren en esas latitudes
cerro Carpa
la tumba del alemán muerto
el Carpa y el llulla
impactante Llullaillaco
cerro Carpa
el Llulla y las protuberancias del Carpa
el Llulla y las protuberancias del Carpa
Seguimos un poquito más y Pablo se metió por una huella al oeste para tener unas mejores vistas del Llullaillaco.  Chistoso, se veía asomar una puntita blanca sobre la alfombra del suelo amarillo. Ah, qué lugar inolvidable...  Y ¡buenísimo que almorzamos ahí mismo!  Aparte era un hermoso día.  Me decía Pablo que es muy raro verlo al Llulla nevado y estar tan cerquita, que en general cuando se pone así es en épocas de tormentas de nieve y es imposible acercarse.  Parece que la semana anterior que había llovido en la puna nos había dejado este regalo.
aparece el Llullaillaco
imponente Llullaillaco
Vicky chocha
zoom al Llullaillaco
el Llullaillaco
almuerzo con vista al Llullaillaco
cercanías del mirador del Llullaillaco
el Llullaillaco
enorme Llullaillaco
Al rato volvimos a la camio y enfilamos hacia el camino que habíamos dejado, el que va al paso Socompa, y lo agarramos un poco más adelante de donde habíamos desviado, pasando un lugar que le dicen La Hoyada, una depresión con hermosas vistas.
la Hoyada, camino a Socompa
la Hoyada, camino a Socompa
Y eso sí, a partir de ahí ya teníamos siempre a la vista el Volcán Socompa, hacia donde íbamos, en el límite con Chile, también cubierto de nieve.
volcán Socompa
Un poco más adelante, ahí nomás de la ruta, está la Laguna Socompa.  Tremendo cuando se mira a la derecha y se ve el tren descarrilado.  Uf, una imagen durísima, difícil de sacártela de la cabeza, quedé estremecida por un buen rato luego de ver esos vagones tirados y totalmente destrozados.
volcán y Laguna Socompa
tren descarrillado
tren descarrillado
volcán y Laguna Socompa
Seguimos y fuimos a dar a una vega en un paraje llamado Quebrada del Agua (ahí era la última estación de tren antes de llegar a Socompa, en el límite internacional).  Re lindo lugar, muy agradable ver agua y pastos verdes por ahí.  Nos bajamos un rato y lo recorrimos.  Muy llamativos lo que parecen restos de antiguos andenes de cultivo.  Y ahí nomás la casa de los Alegre, ahora abandonada.  Parece que a principios de siglo pasado se establecieron ahí ya que era un lugar de paso obligado del transporte de ganado que se hacía por ahí a pie.  Y ellos les daban víveres y comerciaban según tengo entendido.
llegando a Quebrada del Agua
en Quebrada del Agua
antiguos andenes en Quebrada del Agua
Quebrada del Agua
Vicky chocha
Retomamos y ya estabámos ahí del Paso.  Bien clarito se nota el abra al ir yendo, ese espacio que dejan los cerros y que permite traspasarlos.  Siempre con el Socompa a un costado, ya rodeada su parte superior por nubes.
camino al Paso Socompa
llegando al Paso/Abra Socompa
el Socompa llegando al Paso
llegando al Paso Socompa
 ¡Y llegamos nomás! De golpe se ve un edificio grande, de la estación de tren, y enfrente como unos containers en hilera que es el edificio de Gendarmería.  Pablo había llevado carpa y bolsas de dormir por las dudas pero re macanudos los gendarmes que nos habilitaron una casita donde pasamos la noche.  Y más macanudos todavía porque yo estaba preocupadísima ya que estaba sin batería para la cámara y se coparon y me la dejaron cargando en sus oficinas.
Paso Socompa, lo primero que se ve es el edificio de la estacón de tren
Paso Socompa
el edificio de Gendarmería en el Paso Socompa
Paso Socompa
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Sobre Vicky Yened

Hace unos 15 años que descubrí la Quebrada y Puna. Fue un flash... tremendos paisajes con cerrazos coloridos, cóndores, llamas, vicuñas, cardones, que desde hace miles de años moldean un hábitat sencillo y estremecedor... pero lo que más me impactó es la cultura viva que aun se mantiene y conmueve... la Pachamama siempre presente, las chayadas, las apachetas, las ofrendas, las rondas de coplas... Así que ahí ando, cada vez que puedo me hago escapaditas revitalizantes.

2 comentarios:

  1. Vicky ¿cambiaste de cámara o te estas haciendo profesional? MUY BUENAS FOTOS!, también...el paisaje ayuda. Saludos.

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